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10 Julio 2017

Dra. Esperanza Durán González:

“Esta es una profesión humanista y de servicio, ligada a la ética”

La directora de la Escuela de Medicina de la Universidad Católica del Maule profundizó en el modelo formativo que impulsa la casa de estudios superiores, destacando el perfil valórico que promueven en sus alumnos. En su calidad de coordinadora, también se refirió al rol de la UCM en el Eunacom.

La doctora Esperanza Durán González se formó en la Universidad de La Frontera, cuando la institución de la Región de la Araucanía era sede de la Universidad de Chile, precisamente donde cursó su postgrado en pediatría, bajo el alero del Hospital Luis Calvo Mackenna. Comenzó a ejercer la especialidad en 1995 en Antofagasta, ciudad en la cual dio sus primeros pasos como docente. Doce años después, se trasladó al sur para dedicarse por completo al área académica.

Todo esto tras estudiar un año ingeniería civil en la Pontificia Universidad Católica de Chile (PUC). Ese era su principal deseo, hasta que un día como cualquier otro descubrió su verdadera vocación. La influencia de su padre, también médico, fue clave. Ya estudiando, terminó por enamorarse de la carrera, pese a calificarla como “exigente, compleja y cansadora”. Durante su trabajo como médico general de zona en Carahue (Provincia de Cautín), estrechó su relación con los niños, vínculo que a la postre fue indisoluble.

El punto inicial de esta historia es Punta Arenas, su ciudad natal, y al menos hasta ahora la doctora Durán está radicada en Talca, donde es desde 2010 directora de la Escuela de Medicina de la Universidad Católica del Maule. Ha destacado en su cargo, ya que en su recorrido se diplomó en bioética en la PUC y cursó un diplomado y magíster en educación en ciencias de la salud en la Universidad de Chile. “Generalmente, en las unidades de educación médica del mundo, la especialidad más presente es pediatría, porque tiene un marcado perfil de educador”, asegura.

En pleno movimiento estudiantil en 2011 recibió una invitación para participar en un programa de capacitación para la educación superior en Latinoamérica, realizado en Boston (Estados Unidos) y organizado por la Universidad de Harvard. “Viajaron 40 profesores de Chile y yo era la única con el título de médico. Estuvimos 15 días estudiando metodologías de enseñanza, aprendizaje y evaluación, junto a referentes internacionales en sus respectivas áreas”. Fue una experiencia inolvidable, que le entregó habilidades de gran utilidad práctica, y aunque ahora su puesto es más administrativo que docente, “siempre se puede contribuir desde otra perspectiva”, subraya.

- ¿Cuál es el perfil profesional del médico que egresa de la Universidad Católica del Maule?

Yo me incorporé cuando ya había un diseño curricular vigente, que ha tenido muy buenos resultados. Pero a mí, al igual que a nuestra Escuela, me interesa mucho la parte complementaria, vale decir, la ética, los valores y la actitud que tendrá el futuro profesional. Se trata de un aspecto humano que considero esencial y que debe tener la misma importancia que las habilidades técnicas, conocimientos teóricos y competencia clínica. De hecho, es tanto mi interés en el área que éste fue precisamente el tema de mi tesis del magíster: el profesionalismo en la enseñanza de los estudiantes de medicina. Aquí estamos hablando de una materia que se ha instalado en el mundo desde hace tres décadas, porque nos empezamos a dar cuenta que junto a un proyecto educativo es necesario que exista una mirada que profundice en el desarrollo personal del estudiante, su motivación, su perfil actitudinal y proyecciones. Estamos hablando de un escenario tremendamente exigente para los médicos, donde se ha instalado la judicialización, una mirada mercantil al sistema de salud y una relación médico-paciente mucho más compleja. Ha irrumpido la tecnología y los médicos están sometidos a más cuestionamientos éticos. En fin, la tendencia es rescatar el espíritu de la profesión, quizás algo vulnerado por las exigencias propias de la modernidad. Hay actitudes que deben cambiar y eso se logra desde la formación, promoviendo valores y acciones centradas en el bien de los pacientes. Esta es una profesión humanista y de servicio, ligada a la ética y que debe resguardarse de los conflictos de interés. Nosotros hemos asumido ese rol y desafío formativo. 

- ¿De qué forma?

Esto se ha posicionado lentamente en las diferentes escuelas de medicina y salud del país y aunque todavía no es incorporado transversalmente dentro de la malla curricular, ya se pueden apreciar algunas acciones. Particularmente nosotros hace tres años instalamos el tema. Comenzamos apenas se inicia la formación de los estudiantes, porque necesitamos que ellos a partir del momento que entran a la carrera, reflexionen sobre el modelo de médico que quieren ser en el futuro, lo que se logra con las experiencias que tengan en su formación y con el bagaje de contenidos, sobre todo en el ámbito de la ética. La Pontificia Universidad Católica de Chile tiene al profesionalismo como parte de su malla curricular y nosotros queremos hacer lo mismo.

- ¿Cómo están abordando el tema?

Mediante una conversación frecuente, comenzando desde el primer año y eso es lo que queremos formalizar dentro de la propuesta curricular. Lo que hemos desarrollado es insuficiente, por lo que estamos trabajando en un proyecto de profesionalismo que se instale de forma explícita, no como asignatura, sino que con actividades periódicas, sistemáticas e integradas con los distintos niveles que promuevan la reflexión, además de fortalecer modelos docentes que asuman un liderazgo en la materia. Contamos con el respaldo institucional, lo que es clave para que una iniciativa de estas características pueda alcanzar el éxito.

- ¿Qué debemos entender por profesionalismo médico?

Se ha debatido bastante sobre esto en muchos países del mundo y con distintos matices. Sin embargo, existe un consenso: se refiere a todos aquellos aspectos actitudinales y de comportamientos éticos, enmarcados en normativas y reglamentos legales, que complementan la formación clínica y científica, del médico u otros profesionales de la salud.

- Todo esto en un contexto de un accionar médico que pareciera ser cada vez más difícil…

Absolutamente, porque cada paciente es un mundo diferente. En pediatría es el paciente y su familia, la gente demanda de una manera distinta, las personas están más informadas y muchas veces en el entorno de la enfermedad se genera una tensión que puede generar discusiones o situaciones conflictivas. Existe mucho desgaste, hay que llenar un montón de formularios, digitalizar información, a lo que se deben sumar las horas de turno. Al médico no solo se le pide que atienda bien, que diagnostique de forma certera y que sus tratamientos sean efectivos, sino que varias cosas más. No solo se deben manejar aspectos cognitivos y procedimentales, sino que también el médico requiere estar preparado para enfrentar esta realidad, con todos sus componentes y escenarios posibles que se puedan presentar. Eso involucra desarrollo personal, autoconocimiento, maduración, carácter y autocuidado, elementos de los cuales una institución formadora se tiene que hacer cargo.

- En 2015 la carrera de medicina de la UCM logró su acreditación académica por un periodo de seis años, ¿cómo evalúa este proceso?

La acreditación es una tarea muy compleja, que se rige por una normativa que aborda todos los aspectos que inciden en la factibilidad y calidad del proyecto formativo. Básicamente debe existir coherencia entre el plan educativo y la implementación efectiva del mismo. Es así como se declara y posteriormente son analizados aspectos como el recurso humano y su idoneidad, recursos financieros, infraestructura, respaldo institucional y resultados, lo que implica bastante trabajo porque hay que documentar cada detalle. Este proceso fue un aprendizaje para todos, que nos permitió hacer una autoevaluación, potenciar nuestras fortalezas, conocer nuestras falencias y proyectar mejoras. La idea es seguir creciendo y la acreditación es reflejo de que estamos haciendo las cosas bien.

- Finalmente, ¿cuál es el rol que está cumpliendo la Universidad Católica del Maule en el Examen único nacional de conocimientos de medicina (Eunacom)?

Nosotros hemos estado realizando el examen práctico, Eunacom-SP, desde 2014, en respuesta a una solicitud que nos hizo la Asociación de Facultades de Medicina de Chile, Asofamech. Particularmente, este año se tomó la decisión de aumentar el número de postulantes y se implementó la modalidad ECOE (Evaluación clínica objetiva estructurada), que es el mismo sistema utilizado para evaluar a los internos de medicina. A principios de junio, 25 médicos extranjeros llegaron hasta nuestro Centro de Simulación Clínica, en el campus San Miguel, a rendir la prueba. 

Este es un tema bien amplio, pero en lo concreto la realidad dice que en nuestro país hay un déficit de médicos generales y especialistas, demanda que se estima se mantendrá por varios años. Por una parte, anualmente nosotros estamos formando en promedio 50 médicos generales, y por otro lado se está haciendo un aporte sustancial mediante el proyecto Becas Maule, que busca entregar en una primera etapa, que está próxima a concluir, cien especialistas a la región, todos formados en la zona. Ahora bien, frente a la necesidad de contar con más médicos, tampoco las escuelas podemos aumentar nuestra formación en forma indiscriminada. Donde se forman 50 médicos no se pueden formar 100, porque disminuye absolutamente la calidad.

En este escenario están los médicos extranjeros, que por distintas razones se quieren radicar en Chile. Se han flexibilizado algunas políticas y en términos generales el aporte que ellos han hecho al sistema de salud ha sido muy importante, pero a su vez se debe exigir responder a competencias mínimas para ejercer en nuestro país. El Colegio Médico, Asofamech y las instituciones formadoras tienen el rol de garantizar, reitero, estas competencias mínimas. Nosotros participamos con el objetivo de contribuir en cautelar un nivel de calidad en la atención. Respecto de esto último, debo decir que el nivel de los médicos extranjeros que llegan a Chile no es homogéneo. Hay médicos excelentes con una sólida formación, pero hay otros que no y requiren superar sus falencias. Existe mucha crítica por desconocimiento, pero aplicar el Eunacom es lo que corresponde y lo hacemos con el único objetivo de resguardar a nuestros pacientes. En la Universidad Católica del Maule la infraestructura está disponible para la toma del examen teórico (requisito para rendir el práctico), algo que es más bien una gestión de tipo administrativa. Por lo demás, es la misma prueba que dan los egresados de la Escuela de Medicina de Chile. Pero donde sí tenemos injerencia es en la sección práctica, ya que nosotros definimos la forma de evaluar y a partir de este año estamos utilizando el ECOE en pediatría, cirugía, obstetricia y medicina interna. La evaluación que hacemos es positiva, porque es una modalidad más justa y objetiva para todos.

Por Óscar Ferrari Gutiérrez

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