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La enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC) es un trastorno que causa una gran morbilidad y mortalidad a escala global. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), todos los años provoca la muerte de –al menos- 2,9 millones de personas.

Esta patología causa dificultad para respirar y, con el tiempo, interfiere en la capacidad de la persona para realizar sus actividades físicas cotidianas. El tabaquismo es la causa más común de la EPOC, pero las condiciones ambientales o de trabajo también pueden incidir. 

Todos los años, desde 1987, la OMS conmemora cada 31 de mayo el Día Mundial sin Tabaco, iniciativa busca concientizar sobre los efectos y riegos que esta adicción produce en la salud del fumador y de su entorno. Uno de ellos: la enfermedad pulmonar obstructiva crónica.

Un especialista en esta materia es el doctor Víctor Pinto Plata, que visitó nuestro país hace un mes para conversar sobre la historia natural de la EPOC y la evolución que esta patología ha tenido. 

Graduado de la Universidad Central de Venezuela, el profesional completó su residencia en medicina interna en la Universidad de Boston y su fellowship sobre enfermedad pulmonar en el St. Elizabeth’s Medical Center, programa afiliado a la Universidad de Tufts, donde continuó su carrera clínica y de investigación y se convirtió en profesor adjunto de la Escuela de Medicina. Más tarde se unió a la Pulmonary and Critical Care Division de la Brigham and Women’s Hospital (BWH), campo clínico de la Escuela de Medicina de la Universidad de Harvard.

Actualmente, es director médico del programa de rehabilitación pulmonar del BWH y del laboratorio de función pulmonar, donde su interés se centra en la investigación sobre EPOC, el ejercicio y la asociación de biomarcadores clínicos y de plasma.

De visita por segunda vez en Chile, gracias a una invitación de la Sociedad Chilena de Enfermedades Respiratorias (SER) para participar de las 35° Jornadas de Otoño celebradas en la ciudad de Olmué, el doctor Pinto Plata sostuvo una conversación con SAVALnet sobre el futuro de la patología y los esfuerzos que los países deben desplegar para incentivar a la población a dejar el hábito tabáquico, “esa –por lejos- es la mejor estrategia”, dijo.

- Doctor, usted vino a nuestro país para entregar una completa actualización sobre EPOC. ¿Qué se sabe actualmente sobre esta patología?

Primero que todo, sabemos quiénes son los pacientes en riesgo, es decir, personas fumadoras que, usualmente, están en su quinta a sexta década de vida y que consumieron un paquete de cigarrillo o más por, a lo menos, 10 años. Sabemos que se trata de una enfermedad progresiva. En algunos pacientes este avance es muy lento y en otros demasiado rápido y la causa de aquello aún no la conocemos. En países del tercer mundo, existen enfermos diagnosticados que nunca han estado expuestos al humo de cigarrillo y en ellos su factor de riesgo es la combustión del humo de leña, lo que llamamos biomasa. 

- ¿Cuál es la prevalencia de este fenotipo clínico?

El número de pacientes en el mundo asociados a biomasa es muy grande, pero no se sabe el detalle, porque muchos de ellos también fuman. Actualmente, el término EPOC agrupa a una serie de entidades con características diferentes, por eso se ha enfatizado en la importancia de definir fenotipos clínicos que permitan clasificar a los pacientes en subgrupos con implicaciones pronósticas y terapéuticas. Eso ayudaría no sólo al manejo clínico, sino que también a la realización de investigaciones. Sin ir más lejos, existe un porcentaje importante que desarrolla la enfermedad obstructiva sin haber fumado ni haber sido expuesto a la biomasa. En ellos hablamos de personas que se han expuesto al second hand smoke, humo de segunda mano, es decir, son fumadores pasivos o, bien, es posible que se trate de pacientes susceptibles. Un ejemplo claro es el de la madre fumadora. En el útero, el bebé ya fue expuesto al humo de cigarrillo, al nacer también, eso va a tender a desarrollar enfermedades virales que, eventualmente, lo podrían predisponer a desarrollar una EPOC. Es igualmente posible que algunos de estos pacientes fueran asmáticos y que después de años su enfermedad obstructiva no se curó del todo y los dejó residualmente con este problema obstructivo, que pudo o no verse agravado por exposición a biomasa o cigarrillo. 

- En los últimos 20 años se han desarrollado grandes avances en el estudio y tratamiento de esta problemática. ¿Qué es lo que para la ciencia aún sigue siendo un misterio?

Hay muchos aspectos que aún no sabemos y que estamos tratando de explicar. Por ejemplo, por qué sólo entre un 12 y 20 por ciento de los fumadores desarrolla EPOC; por qué el resto no, pero sí tiene riesgo de muchísimas otras enfermedades. Tampoco sabemos por qué al dejar de fumar la enfermedad continua progresando, a pesar de que no haya habido un estímulo por más de 20 años incluso. 

- A su juicio, ¿cuál es la clave para evitar la enfermedad obstructiva crónica?

La respuesta es una: no fumar o, en consecuencia, dejar de hacerlo. Ese es el único factor en el mundo que si pudiéramos cambiar estaría asociado a una mejor calidad vida y a una disminución de la mortalidad, porque está asociado también a cáncer de pulmón, cáncer de esófago y a otras patologías igualmente graves. 

- ¿Cuáles son las líneas de investigación actuales?

Alrededor del mundo se está trabajando en distintos niveles. Por ejemplo, hay quienes están tratando de descifrar cómo podemos impedir que la biomasa afecte a la gente. En México, se están preocupando fuertemente de este tema: están diseñando casas donde la ventilación es un aspecto fundamental, la idea es evitar que el aire se concentre en la vivienda, es decir, arquitectónicamente hablando le están dando importancia a que salga y circule. A nivel celular, sabemos que el cigarrillo es una adicción. Si es difícil combatirla, a lo mejor se podría desarrollar algo sustituto. 

- ¿Algo así como el cigarrillo electrónico?

Claro. La cantidad de jóvenes usando estos dispositivos alrededor del mundo es enorme, pero no sabemos si el vapor que genera este cigarrillo puede causar lesiones en las vías aéreas. Existe una cierta creencia de que al no haber combustión y generación de humo es posible que no haya tanto daño. Si bien la adicción a la nicotina continúa, eso es relativamente menos severo que los problemas que produce el humo del cigarrillo como tal. Eso sí, no estoy diciendo que esta sea la alternativa. Estos cigarrillos electrónicos tienen tan poco tiempo en el mercado, que no hay estudios concluyentes sobre el tema. Como profesionales aún estamos temerosos de que realmente sea dañino.

- Por último doctor, en este encuentro SER se postuló la necesidad de generar conciencia en los pacientes desde la infancia sobre las consecuencias futuras de las enfermedades respiratorias. ¿Qué tan importante es este punto?

A mí me parece genial que se aborde de esa manera, porque –como hemos visto- es muy posible que la enfermedad obstructiva crónica comience en la niñez. Existen datos importantes del doctor Fernando Martínez, pediatra chileno y director del Arizona Respiratory Center, que ha seguido esta cohorte en Tucson. Él ha revelado nuevas e importantes claves sobre el asma y otras enfermedades respiratorias en una investigación que ha desarrollado durante 35 años que viene a confirmar que el asma infantil deja huella e incrementa el riesgo de sufrir EPOC en el futuro. La idea de trabajar en conjunto, especialistas de niños y adultos, es que a futuro las enfermedades respiratorias se diagnostiquen de manera temprana, como muchas otras enfermedades. Si pudiésemos saber a ciencia cierta cuántos de esos niños que llegan a consultar a un especialista van a desarrollar EPOC, tal vez nos concentraríamos mucho más en ellos para que no comiencen a fumar, para hacer prevención. Si pensamos que el factor fundamental para evitar la enfermedad obstructiva crónica es no fumar, allí es donde tenemos que actuar. 

Por Carolina Faraldo Portus